LOUIS
KAHN
Nació el 20 de febrero de 1901 en la isla de Osel, Estonia.
En 1905, a los cuatro años, emigra junto a su familia a Estados Unidos
instalándose en Filadelfia donde vivirían muy pobremente.
En 1924 obtiene el
título de arquitecto por la universidad de Pennsylvania y dedicaría los veinte
años posteriores a colaborar con otros colegas en diversas obras, sobre todo de
carácter residencial.
Tras la gran
depresión económica que se produjo ese año organizará un grupo de 30
arquitectos e ingenieros en paro con los que hará estudios sobre nuevos
sistemas constructivos y proyectos urbanísticos residenciales, con objeto de
eliminar el chabolismo. Durante estos años de crisis dedicará un gran esfuerzo
a teorizar acerca de la vivienda obrera, como los estudios que le manda la
Municipalidad de Filadelfia sobre viviendas económicas, el barrio Jersey Homes
Steads de Highstown, etc. en 1941.
Kahn
tuvo tres familias con tres mujeres diferentes: su esposa Esther, su compañera
de trabajo Anne Tyng, y con Harriet Pattison. Su hijo con esta última,
Nathaniel Kahn, retrató la vida del arquitecto en un documental titulado
"Mi arquitecto: el viaje de un hijo”
Sus temas
principales fueron el espacio y la luz, y definió su trabajo como la
"construcción reflexiva de espacios", una máxima que queda patente al
comparar los interiores de sus edificios con los exteriores, mucho menos
dramáticos.
Uno de los mejores
ejemplos de su maestría en el manejo de la luz es su último trabajo, el Yale
Center for British Art (terminado en 1977). Fue profesor de la Universidad de
Yale, y su carácter místico le llevó a personificar las formas y los
materiales, en los que siempre reconoció alma y voluntad. Murió el 17 de marzo
de 1974 en Nueva York.
“La elección de la estructura
es sinónimo de la elección de la luz que da forma a ese espacio. La luz
artificial es sólo un breve momento estático de la luz, es la luz de la noche y
nunca puede igualar a los matices creados por las horas del día y la maravilla
de las estaciones”
Kahn siempre se
involucró profundamente en todos sus trabajos. Reinterpretó el estilo internacional de forma poco convencional,
inspirándose a menudo en la arquitectura antigua. Sus trabajos reflejan su
interés por la luz y los materiales. Isamu Noguchi se refirió a él como "un filósofo entre arquitectos".
El estilo de Kahn,
influenciado por las antiguas ruinas, tiende a la monumentalidad y al
monolitismo, a la intemporalidad. Sus edificios no esconden su peso, sus
materiales o su forma de construirse.
El oro es un material precioso.
Pertenece al escultor.
La monumentalidad en arquitectura debe
definirse como una cualidad, una cualidad espiritual inherente a aquella
estructura que porta en sí la inmortalidad, nada se le puede agregar o cambiar.
Reconocemos esta cualidad en el Partenón, el símbolo reconocido de la
civilización griega.
La obra de Khan está envuelta en el silencio y la
luz, reflejando un halo de misterio. Su lenguaje de códigos precisos llenos de
espiritualidad tenía una manera poética y espontánea de expresarse que revelaba
un trabajo mental muy intenso, un orden de las cosas que nadie habría
sospechado o admitido a simple vista. La arquitectura que impulsaba este autor
está determinada por consideraciones que se alejan de las pretendidas por el
Movimiento moderno al recurrir a referencias historicistas, a elaborados juegos
de luces y sombras y al uso de materiales aparentes que provocan diversidad de
texturas, tal como lo manifiesta en la Esherick House (1959-1961), en el Centro
Comunitario Judío de Trenton (1954-1959), en los Laboratorios Richards de la
Universidad de Pensilvania (1957-1965), en la Biblioteca de la Academia
Phillips Exeter (1965-1972), o en los Laboratorios Salk en California
(1959-1965) En ellos, logra la coherencia a través del juego de elementos y
volúmenes, entre espacios servidores y espacios servidos.